Expansion del Templo de Mártires y Heroínas en la comunidad eclesial de Base Segundo Montes
Entre octubre y diciembre de 2023, en el marco del curso “Service- Learning Surviving Memory in Post-War El Salvador” impartido en la Universidad KU Leuven y vinculado al curso de “Iniciación a la Metodología de Investigación” en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) en San Salvador con el profesor Alex Renderos, estudiantes de arquitectura exploraron varios proyectos.
Uno de ellos fue la extensión del Templo de Mártires y Heroínas de la Comunidad Eclesial de Base (CEB) en la comunidad Segundo Montes, Morazán. El curso en la Universidad KU Leuven se centró en una exploración visual, fomentando una observación sensible y subjetiva de cada proyecto. En los trabajos de Tina Chaova y Ijeoma Ruben surgieron varias ideas.
La primera observación destaca el valor simbólico de la peculiar forma hexagonal del templo y la reconocible tipología tradicional de la sala de reuniones, situada en un entorno natural con abundante vegetación.
La segunda sugerencia recomienda aprovechar la topografía del terreno para facilitar actividades y crear una relación esencial entre el paisaje y las actividades comunitarias. Esto implica, tanto simbólica como físicamente, reconocer y respetar la topografía, y afirmar la pertenencia a un lugar con identidad propia, un genius loci, especialmente relevante en el contexto de la repoblación histórica de la zona durante la guerra civil.
En enero de 2024, se desarrolló una primera propuesta de diseño en colaboración con Evelia Macal, Thomas Montulet y los arquitectos de AgwA. Esta propuesta se basó en la descripción del programa de intenciones elaborado en el taller participativo de 2022 en Segundo Montes, y los temas identificados durante el curso en la Universidad KU Leuven junto con la UCA.
La propuesta busca continuar con la dinámica existente, realizando modificaciones ligeras en los edificios existentes para enfatizar su singularidad y complementarlos con nuevos elementos. El templo hexagonal se modifica a través de dos acciones principales: la demolición de una torre angular para resolver problemas de humedad y ampliar la pintura mural hacia la entrada, y la posible elevación de la segunda torre, lo que cambiaría profundamente la percepción del hexágono como elemento fundador del templo.
Se planea mejorar la cocina de la sala de reuniones e integrar servicios sanitarios, manteniendo el respeto por la tipología rural con un corredor delantero. Una terraza cubierta en forma de triángulo equilátero conectará el templo con la casa rural. Este espacio funcionará para diversas actividades, como talleres y reuniones, lo cual complementará la sala cerrada de la casa y el espacio ceremonial en el templo. Esta conexión física entre los tres elementos creará una cadena funcional.
El almacén, ubicado al lado del templo, se ampliará para formar un cuadrado perfecto, ajustándose mejor a la escala de los espacios colectivos. La perfección geométrica del cuadrado contrastará con la informalidad de la construcción en mampostería, concreto y acero, y techos irregulares.
Finalmente, la propuesta para la parte trasera del templo, que da a una hermosa zona arbolada, consiste en la creación de un “balcón conmemorativo”. Esta será una galería techada pavimentada con ladrillos de terracota que llevarán los nombres de las víctimas. La galería, sostenida por una sola fila de finas columnas de acero, formará una línea curva que continúa el juego de formas singulares del complejo.
Además, se aprovecha la topología del terreno, en particular en lo que respecta a la zona trasera, donde se planea la creación de un anfiteatro natural bajo la sombra de los árboles, con una forma circular. Este diseño refleja un equilibrio entre perfección e imperfección: mientras las formas tienen una rigidez formal, también muestran la libertad de la mano que las dibuja, adaptándose a la realidad de la topología y a las peculiaridades de una construcción artesanal.
Este enfoque permite mantener el jardín delantero libre de construcciones y lo convierte en un espacio simbólico ideal para la reunión de grandes grupos. En este jardín se ubicarán esculturas de personajes históricos significativos para la comunidad, lo que añade un elemento conmemorativo y educativo al espacio.
La integración completa de estos espacios implica una última intervención importante: la apertura del muro trasero del templo mediante un ventanal o una puerta. Esta apertura, utilizada en circunstancias específicas como durante conmemoraciones, conecta el jardín simbólico, el templo, la galería conmemorativa y el anfiteatro arbolado, creando así una secuencia unificada y significativa de espacios que reflejan la historia y el espíritu de la comunidad.
Contexto: Segundo Montes
egundo Montes, SJ, fue un incansable defensor de los derechos humanos en El Salvador. Fundó el Instituto de los Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA) y se destacó como sociólogo e investigador. Fue autor de numerosos libros, ensayos y editoriales sobre la situación de la población civil en los campamentos de refugiados dentro y fuera de El Salvador durante la guerra civil. Como parte de su compromiso, visitó los refugios de Colomoncagua y San Antonio en Honduras durante la guerra.
Además, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) le encargaron una investigación sobre las condiciones de vida de más de 8,000 personas salvadoreñas en situación de refugio y su deseo de regresar a El Salvador en el marco de la Conferencia Internacional sobre Refugiados Centroamericanos que tuvo lugar en Guatemala en mayo de 1989.
Las condiciones de vida en el refugio de Colomoncagua eran muy precarias, con la población sin recursos y bajo vigilancia y persecución del ejército salvadoreño y hondureño, lo cual incluía asesinatos, torturas, violaciones y operaciones militares. A pesar de estas dificultades, la población se organizó y desarrolló un modelo de comunidad basado en la solidaridad. Trabajaron juntos en actividades tales como costura, construcción, cocinas colectivas, huertos, bordados, hamacas, alfabetización, escuela, promoción de la salud, entre otras, todo esto sin utilizar dinero debido a su confinamiento y falta de de recursos.
Después de la conferencia en Guatemala, el padre Segundo Montes les entregó a las y los refugiados los documentos que autorizaban su repatriación y la ubicación exacta donde vivirían a su regreso. A pesar de la suspensión del derecho de retorno debido a la Ofensiva Final lanzada por el FMLN el 11 de noviembre de 1989, las y los refugiados lograron organizar su regreso. Aunque la fecha prevista era el 9 de noviembre, los problemas burocráticos retrasaron la salida. El 16 de noviembre, el asesinato de los jesuitas en la UCA enlutó a la comunidad, pero también los motivó a seguir buscando el retorno. El 18 de noviembre, el primer grupo de 712 personas refugiadas salió a pie desde Colomoncagua, seguido por un segundo grupo el 9 de diciembre, también a pie. El tercer grupo, con apoyo del gobierno y ACNUR, salió el 14 de enero de 1990 en camiones, completando así la repatriación.
El 25 de marzo de 1990, fundaron su asentamiento en los municipios de Meanguera y Jocoaitique, en el departamento de Morazán, al noreste de El Salvador, en condiciones extremadamente precarias, y le dieron el nombre de Ciudad Segundo Montes. Así nació la comunidad, en medio de la guerra y en una zona de conflicto, partiendo desde cero, pero lograron resultados asombrosos en áreas como la salud, la educación, la vivienda y el bienestar, a pesar de las dificultades económicas y la estigmatización que la población repatriada enfrentó. El lema de la comunidad es “Si ustedes callan las piedras hablarán”.
Comunidades Eclesiales de Base
“Comunidad Eclesial de Base” (CEB) es un término utilizado en el contexto de la Teología de la Liberación, una corriente de la Iglesia católica. Se refiere a un grupo de personas cristianas que se reúnen regularmente para compartir su fe, estudiar la Biblia y participar en actividades de servicio comunitario. Las CEBs se centran en la participación activa y la corresponsabilidad de sus integrantes, promoviendo la formación de liiderezas y líderes laicos y la toma de decisiones colectiva.
Las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) surgieron en América Latina en la década de 1960 como parte del movimiento de renovación de la Iglesia conocido como Teología de la Liberación. Este movimiento buscaba una mayor participación de las y los fieles en la vida de la Iglesia y una comprensión más profunda del Evangelio en el contexto de la pobreza y la injusticia social. Las CEBs se convirtieron en un medio para empoderar a las comunidades locales, fomentar la solidaridad y abordar las necesidades sociales y espirituales de las personas. Las reuniones de una CEB suelen incluir la reflexión y el estudio de la Biblia, la oración, la celebración de la Eucaristía (en algunas comunidades), la discusión de temas sociales y la planificación de actividades pastorales y de servicio. Las CEBs también pueden estar involucradas en la promoción de la justicia social, la defensa de los derechos humanos y de grupos marginados.
Es importante destacar que las CEBs no son una estructura oficial de la Iglesia católica, sino más bien un movimiento de base que se desarrolla a nivel local y que puede variar en su organización y prácticas dependiendo de cada comunidad y contexto específico. Sin embargo, han sido reconocidas y apoyadas por diversos obispos y líderes de la Iglesia como un medio efectivo de evangelización y transformación social.