Casa de la Memoria San José Las Flores
Un espacio para la memoria, la creación y la socialización
La Casa de la Memoria en San José Las Flores es un proyecto ambicioso dedicado a preservar la memoria histórica de la comunidad y fomentar la expresión cultural en Chalatenango, El Salvador. Basada en las experiencias colectivas de supervivencia y repoblación durante la guerra civil, esta iniciativa transformará un modesto edificio de una planta en un lugar dinámico que honra el pasado, aborda temas actuales e inspira a las futuras generaciones.
Ubicada cerca del parque central del pueblo, la Casa de la Memoria contará con exposiciones, actividades culturales, talleres, y también un café y una tienda que venderá productos artesanales locales, lo que servirá para estimular la economía local y servirá como un espacio dinámico de encuentro para la comunidad. Como parte de la Red de Museos Comunitarios de Memoria Histórica Chalatenango, la Casa de la Memoria se conectará con una red de museos regionales, amplificando su impacto y alcance.
Más allá de su papel como museo, la Casa de la Memoria apoyará la creación artística a través de residencias para artistas y espacios versátiles para presentaciones artísticas y exposiciones. Se establece como un tributo a la resiliencia y un compromiso con la cohesión de la comunidad y el intercambio cultural, todo esto para garantizar que el legado y las lecciones de San José Las Flores sigan prosperando e inspirando.
Ambiciones iniciales
En enero 2023, la Asociación Sumpul organizó una reunión entre el Comité de Memoria Histórica de San José Las Flores, representado por Belén Monge, Flor Monge, Tulita Tobar y Uberlinda Quintanilla, y el equipo de investigación y arquitectura del proyecto Memoria Histórica Sobreviviente en El Salvador de la Posguerra.
En San José Las Flores, además del actual museo ubicado en el centro turístico junto al río Sumpul, hay un plan para crear una nueva Casa de la Memoria en el centro urbano, en un edificio ya construido, propiedad de la Asociación de Desarrollo Comunal (ADESCO).
La futura Casa de la Memoria en San José Las Flores, Chalatenango, estará ubicada en un edificio de una sola planta con un pórtico que da a una plaza junto al parque central del pueblo. Se compone de dos alas paralelas separadas por un jardín interior. La casa es propiedad de la Asociación de Desarrollo Comunal (ADESCO), una entidad que promueve el desarrollo comunal. La casa y su plaza están situadas junto al parque central, que también colinda con la iglesia, la alcaldía municipal, varias tiendas, un centro de actividades para la comunidad, una cooperativa de costura y una casa para adultos mayores.
Este espacio no solo albergará exposiciones, sino también diversas actividades culturales como conferencias, proyecciones de películas, lecturas y eventos para la niñez y la juventud. Con el objetivo de convertirse en un punto de encuentro informal, se planea incluir un café y una tienda que venda artesanías locales.
Para enriquecer aún más el ambiente cultural, se contempla la posibilidad de contar con un apartamento destinado a personas invitadas o artistas en residencia que conviertan la Casa de la Memoria en un lugar de producción cultural. De esta manera, se busca promover la creatividad y el intercambio de ideas, lo cual hace de la Casa de la Memoria un centro cultural vibrante y dinámico para la comunidad y público visitante.
Además de remodelar el edificio, el objetivo es remodelar el espacio abierto frente a la Casa de la Memoria, que actualmente sirve como estacionamiento. El plan es transformarlo en un espacio verde, plantando árboles para dar más presencia al café y a las actividades que se realicen allí. Esta remodelación no solo revitalizará el espacio público, sino que también creará un ambiente acogedor propicio para la interacción social.
De este modo, se fortalecerá la importancia de la Casa de la Memoria como un punto de encuentro y reflexión para la comunidad y el público visitante, al mismo tiempo que se promueve la economía local a través de la tienda y el café.
Conmemorar la represión y la repoblación
Además de las masacres y otras formas de violencia perpetradas contra la población durante la guerra civil en la región, la conmemoración de la repoblación de San José Las Flores es crucial porque representa la voluntad de una comunidad de afirmar su derecho a existir y desarrollar un proyecto común a pesar de la represión sufrida. Esto va más allá de recordar los hechos de los cuales fueron víctimas, también se trata de reconocer su lucha por ser una comunidad en sus propias tierras.
La repoblación durante la guerra civil implicó el regreso y la reorganización de las comunidades que habían sido forzadas a abandonar sus hogares. A pesar de las adversidades y los obstáculos que enfrentaron, estas comunidades demostraron una determinación y resistencia extraordinarias al afirmar su derecho a existir y a vivir en sus tierras de origen. La repoblación no solo fue una respuesta a la violencia sufrida, sino también una afirmación de su identidad colectiva y de su arraigo a un territorio específico.
La conmemoración de la repoblación destaca el valor y la resiliencia de estas comunidades, así como su capacidad para superar las condiciones adversas y reconstruir sus vidas. Es un acto de reconocimiento y valoración de la lucha por mantener viva su cultura, tradiciones y formas de vida, a pesar de los intentos de aniquilación y desplazamiento forzado.
La repoblación también implica el desarrollo de un proyecto común basado en la solidaridad, la colaboración y el fortalecimiento comunitario. Estas comunidades se unieron para reconstruir sus viviendas, rehabilitar la infraestructura, establecer sistemas de producción y organizarse para garantizar su seguridad y bienestar. La conmemoración de la repoblación reconoce y celebra estos esfuerzos colectivos y destaca la importancia de la construcción de una comunidad resiliente y unida.
En resumen, la conmemoración de la repoblación durante la guerra civil va más allá de recordar las atrocidades sufridas por la población civil. Es un acto de reconocimiento y valoración de la lucha por afirmar su derecho a la existencia y desarrollar un proyecto común en sus tierras. Destaca su resiliencia, solidaridad y capacidad para reconstruir sus vidas, reafirma su identidad colectiva y fortalece el tejido comunitario de cara hacia el futuro.
Historia de la repoblación
El texto de esta sección se basa en el testimonio de Felipe Tobar, repoblador y sobreviviente de varias masacres. Se creó inicialmente como una emisión para Radio Victoria de Cabañas y la radio Farabundo Martí de Arcatao, Chalatenango. Don Felipe agradece especialmente a los sacerdotes Jon Cortina, Miguel Vasques, Nicolás Alvarenga, a las Hermanas Teresa y Olimpia (pertenecientes a la Orden de Religiosas de la Asunción) y al padre Tilo Sánchez, quienes acompañaron a la población civil durante la guerra.
San José Las Flores fue el primer municipio repoblado en El Salvador durante la guerra civil. Entre 1979 y 1986, la población civil abandonó gradualmente sus viviendas debido a la represión y los operativos militares de tierra arrasada. En enero de 1986, monseñor Rivera y Damas, arzobispo de la Arquidiócesis de San Salvador, visitó San José Las Flores y confirmó públicamente que se trataba de población civil y no de un campamento guerrillero.
La repoblación de San José Las Flores comenzó en 1986, en medio de sucesivos operativos militares. En marzo de 1986, se llevó a cabo el operativo militar “Teniente Chávez Carreño”, en el cual participaron todos los batallones élites de las fuerzas armadas salvadoreñas y las diferentes guarniciones del país, con aproximadamente 16,500 efectivos durante 90 días. Este operativo de tierra arrasada tenía como objetivo hacer desaparecer a la población civil, lo que resultó en la pérdida de muchos familiares de las y los repobladores en estas circunstancias.
En este contexto, un gran grupo de civiles fue capturado y concentrado en la Iglesia Dulce Nombre de María, y luego se les condujo al Destacamento Militar No.1 (DM1). Otro grupo fue capturado en los municipios de San Isidro Labrador y San José Cancasque, y posteriormente fue llevado a la Presa 5 de Noviembre. Gracias a la presión nacional e internacional de organismos de defensa de los derechos humanos, tales como la Cruz Roja Nacional e Internacional, la Iglesia Católica, la Iglesia Luterana y otros, las personas capturadas fueron trasladadas a los refugios de La Basílica, Calle Real y Domus Maria, ubicados en Ciudad Delgado y Apopa, cerca de San Salvador. Allí, la población se organizó para exigir su regreso a Chalatenango y el reconocimiento de su condición de población civil, y eligieron San José Las Flores como destino final. Emprendieron el camino después de una misa en la Catedral de San Salvador el 19 de julio de 1986.
Entre el 19 y 20 de julio, llegaron a Guarjila y continuaron a pie hacia San José Las Flores, ya que los buses no pudieron pasar la Quebrada Honda. Pasaron por retenes militares en Colima, donde fueron sometidos a interrogatorios durante tres horas, así como en la 4ta Brigada de Infantería y en el Destacamento Militar No.1 de Chalatenango. Finalmente, lograron superar estos obstáculos y llegaron a San José Las Flores, logrando así la primera repoblación del país en pleno conflicto armado. Eran 26 familias provenientes de los refugios, y siempre se les reconocerá su valentía. En San José Las Flores los esperaba otro grupo de repobladoras y repobladores con comida y algunas casitas que habían podido reparar para brindarles refugio durante la noche. Es importante recordar que todo el pueblo estaba destruido y abandonado desde 1979.
Tal como monseñor Rivera había prometido, una delegación de Estados Unidos y un equipo de la Iglesia permanecieron en San José Las Flores. Poco a poco, familias que estaban en El Tamarindo, El Portillo del Norte, El Conacaste, Los Amates, Cinquera, Guazapa y los municipios de Tejutepeque y Jutiapa se unieron a las y los repobladores de San José Las Flores.
La repoblación de San José Las Flores fue el resultado de una enorme lucha, sacrificio, organización y solidaridad de la Iglesia Católica, la Iglesia Luterana, la Asociación para el Desarrollo de El Salvador (CRIPDES), la ciudad hermana de Cambridge en Massachusetts, así como la solidaridad de organizaciones de Canadá, España, Alemania y Bélgica, que colaboraron en este esfuerzo y en el desarrollo posterior de San José Las Flores.
Detalle de un posible programa
En agosto 2023, se discutieron los textos creados y el programa detallado. Estos documentos, junto con el estudio fotográfico y los planos actuales de la situación realizados por Roberto Urbina, formarían la base para las primeras reflexiones de diseño. Es así como la Casa de la Memoria se define como un complemento al Museo de Memoria Histórica. A nivel geográfico, se encuentra en el centro del pueblo. A nivel programático, se enfoca en su papel de socialización y se posiciona en la red de museos de Chalatenango como un espacio de creación artística.
Creación de un café con terraza en la plaza pública: el objetivo es recuperar el espacio público frente a la casa, actualmente utilizado como estacionamiento, y embellecerlo mediante la siembra de árboles.
Área de lectura y Centro de Documentación: el área de lectura y el Centro de Documentación se enfocarán en la historia de la comunidad, abordando diversos temas relevantes. Se explorarán las experiencias de la población civil durante la guerra, incluyendo su lucha por la supervivencia, el desplazamiento forzado y la resiliencia en la construcción de la comunidad. Además, se analizarán temas contemporáneos que impactan a la comunidad, tales como la migración, la agricultura, la economía y el medio ambiente. También se incorporarán aspectos históricos más amplias, incluyendo la cultura ancestral, lo que proporcionará un contexto más completo y enriquecedor.
Espacio multifuncional para actividades y exhibiciones: se dispone del Laboratorio de Campo de Historia Oral y Documentación de Memoria Histórica Sobreviviente en El Salvador de la Posguerra, equipado con computadoras y materiales audiovisuales, con el fin de facilitar colaboraciones.
Se llevarán a cabo talleres de capacitación en fotografía y archivo de imágenes, en colaboración con el proyecto de Memoria Sobreviviente. El laboratorio cuenta con el apoyo financiero de la Canadian Foundation for Innovation [Fundación Canadiense para la Innovación], el Ontario Research Fund [Fondo de Investigación de Ontario] y la Universidad Western.
Café y tienda con espacio de almacenamiento y visibilidad desde el espacio público: esta área ofrecerá servicios de café y una tienda con productos relacionados con la memoria histórica. Además, contará con un almacén y será un punto de encuentro para la comunidad y sus visitantes. El café y la tienda podrán funcionar incluso cuando no haya actividades en la Casa de la Memoria.
Espacio para la residencia de artistas invitadas/os: Se proporcionará un taller de creación artística y alojamiento que incluirá una habitación, baño y cocina. Este espacio permitirá recibir a artistas invitadas/os, con el objetivo de fomentar la producción cultural y el intercambio de ideas. Las y los residentes tendrán un acceso independiente a la tienda, el café y el centro de documentación.
Posibilidad de construir una segunda planta: se considera la opción de ampliar la casa mediante la construcción de una segunda planta en una parte de la casa, lo que aumentaría las capacidades y las posibilidades de la Casa de la Memoria.
Primeras reflexiones de estudiantes y arquitectas/os
Entre agosto de 2023 y junio de 2024, se iniciaron los primeros bocetos, particularmente dedicados al espacio verde frente a la casa, la relación con el espacio público y la extensión de la casa con una segunda planta. Estos bocetos fueron hechos por estudiantes de arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la Universidad KU Leuven (Judith Grondelaers, Paramvir Singh, Milosz Kazula, Kelsey Van Oost), bajo la supervisión del profesor Harold Fallon, y en colaboración con el curso de “Introductory Research Methodologies ” del Departamento de Organización del Espacio de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, a cargo del profesor Alexander Renderos y la profesora Karina Mora.
De estos trabajos estudiantiles surgieron tres conclusiones principales:
Primero, la Casa de la Memoria, aunque sea una construcción de calidad mediana, tiene un importante valor histórico porque fue reconstruida por la comunidad en la época de la repoblación. La escasez de recursos resultante de esa precariedad produjo una construcción muy simple, equilibrada, con una tipología rural adecuada, con pórticos y un patio interior. Será importante valorar esta calidad y evitar intervenciones invasivas.
En segundo lugar, no parece apropiado incluir un espacio de alojamiento en el proyecto de residencia artística, debido a que San José Las Flores ya cuenta con varios espacios que brindan este servicio (Casa de Capacitación, Cabañas Reyes Guardado, la oficina de campo de Memoria Histórica Sobreviviente en El Salvador de la Posguerra, entre otros). Sería más interesante que las residencias artísticas facilitaran el intercambio y la complementariedad en San José Las Flores en lugar de debilitar la infraestructura existente.
La fachada lateral de la Casa de la Memoria (costado sur) es muy cerrada e informal, aunque se beneficia de una vista interesante. Valdría la pena que el diseño se centrara en revalorizar esta parte de la casa.
Más allá de estos puntos de atención para un futuro proyecto, la investigación destaca que la Casa de la Memoria solo requiere pequeñas intervenciones para facilitar un programa básico. Por ejemplo, se puede priorizar la funcionalidad de los baños, solucionar la falta de agua y luz, el mantenimiento del patio interior y la reparación de defectos menores de construcción para comenzar rápidamente a organizar actividades, exposiciones, etc.
Estas conclusiones forman la base del trabajo de diseño que comenzará en septiembre de 2024.
El premio Uniservitate for Service Learning en 2024 fue otorgado al curso colaborativo de arquitectura “Surviving Memory in Postwar El Salvador”, impartido conjuntamente en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Ku Leuven y el Departamento del Espacio de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Gracias a este premio, es posible que la cantidad concedida se utilice en 2025 para organizar un taller comunitario en San José Las Flores para instalar una exposición y comenzar un primer uso de la Casa de la Memoria.
Equipo
Coordinación local del proyecto: Belén Monge, Flor Monge, Tulita Tobar, Uberlinda Quintanilla
Arquitectura: AgwA + Evelia Macal: Harold Fallon (AgwA, Universidad KU Leuven, Evelia Macal, Thomas Montulet (AgwA, Universidad Católica de Lovania), Nomundari Munkhbaatar (AgwA), Roberto Urbina.
Agradecimientos especiales a las y los estudiantes por su participación en el marco de su programa de estudios.