Bordado

Bordado: cartografías de memorias femeninas

El taller de bordado surgió cuando el Museo de la Palabra y la Imagen se propuso localizar a las bordadoras en los campos de refugio de Mesa Grande en Honduras durante el conflicto armado de la década de 1980. La mayoría de ellas eran originarias de Chalatenango y Cabañas. En 2022, el museo exploró la historia del bordado en las comunidades de Arcatao, Nueva Trinidad, San José Las Flores, Ignacio Ellacuría, Guarjila, San Antonio los Ranchos, La Ceiba y Las Vueltas.

La artista del bordado, Teresa Cruz, dirigió talleres piloto en Las Vueltas después de localizar a algunas bordadoras mayores que enseñaron a bordar a niñas y niños en Mesa Grande. Teresa Cruz también facilitó talleres de bordado con niñas, niños y adolescentes del centro educativo de Las Vueltas, así como con mujeres adultas. Los talleres se enfocaron en la memoria histórica, lo que resultó en una exposición de bordados que reflexionan sobre las memorias personales y comunitarias de la época de la guerra.

En 2023, en el marco de la iniciativa Memoria Histórica Sobreviviente en El Salvador de la Posguerra –y con el apoyo de la Universidad Western y el Social Sciences and Humanities Research Council [Consejo de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades, SSHRC] –el taller de bordado histórico ha continuado con 22 mujeres de diferentes edades en Las Vueltas, mujeres que están comprometidas a seguir con el bordado bajo el nombre de “Historias de bordado de las mujeres de Las Vueltas”. 

El objetivo es mantener viva la tradición del bordado, recuperar la memoria histórica a través del bordado y crear un espacio de confianza y sanación. Los bordados también contribuyen al desarrollo económico local: las mujeres venden sus productos, lo cual crea un espacio para ahorrar un poco de dinero para sus propias actividades y fomenta el bordado de nuevos productos para continuar con la concienciación sobre la historia de la guerra. 

Este proceso se desarrolla junto con mujeres que vivieron el conflicto armado en sus etapas de violencia, exilio y repatriación. Con esta metodología participativa, tanto las mujeres mayores como las jóvenes de Chalatenango promueven un proceso para rescatar su historia y dignificar su papel protagónico en la historia salvadoreña. Las participantes también están vinculadas al arte del bordado como un medio de expresión y denuncia de las violaciones de derechos humanos durante el tiempo que estuvieron refugiadas en centros de refugio de Mesa Grande.

Todos los miércoles por la tarde, las mujeres se reúnen para aprender y compartir un tema de interés para su crecimiento personal, enfocarse en el cuidado de sí mismas y comenzar a sanar en una comunidad donde pueden aprender de las demás. También acompañan a otras mujeres en el proceso de recuperación de la memoria histórica a través del bordado en San José Las Flores y Guarjila, donde el grupo se enfoca en la convivencia, el compartir y la recuperación de la memoria a través del arte.

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